Esta técnica consiste en reducir la temperatura a la que se expone el ovocito, de 22º C iniciales a -196º C de una manera súbita, tan rápida que la velocidad de enfriado es de 23.000 grados por minuto, a diferencia de las técnicas tradicionales donde la velocidad oscilaba entre los -0.3 y los -2º C.
Es necesario incubar los ovocitos en una solución con alta concentración de crioprotector que evite los daños producidos durante la vitrificación, e inmediatamente después los ovocitos se introducen en nitrógeno líquido. De esta forma se transforma un cuerpo líquido en vítreo.
Los resultados al congelar y descongelar son excelentes recuperandose ovulos/embriones entre un 97 y 100%
Esta técnica por tanto es muy usada para guardar ovulos o embriones de forma segura.